SINOPSIS: Basada en la historia real del músico afroamericano Solomon Northup que es raptado y vendido como esclavo en las grandes plantaciones sureñas de Estados Unidos. Su voluntad de vivir lo llevará a una dolorosa odisea por volver con su familia.
RESEÑA: Llega a nuestra cartelera una de las favoritas de la temporada de premios de este año: 12 Años de Esclavitud, la adaptación cinematográfica de la autobiografia de Solomon Northup y dirigida por el gran Steve McQueen (Hunger, Shame), un director que nos tiene acostumbrados a realizaciones de gran nivel. La vimos y te contamos todo sin spoilers aquí en tu Canal Favorito.
Debo decir que la temporada de premios es una de las mejores épocas de nuestra cartelera, aunque no vemos grandes filas en la taquilla, los amantes del cine como lo es esta comentarista podemos deleitarnos de lo más selecto del Séptimo Arte. Cada pieza es un mundo que refleja el trabajo profundo y sincero de sus realizadores y cada una tiene algo que aportar. Sin embargo, de todas las obras que engalanan las listas de nominados de este año, 12 Años de Esclavitud es la que más me llamaba la atención. El tema de la esclavitud siempre me ha «apasionado» (por decirlo de alguna manera, a falta de algún verbo que lo describa mejor), más allá del dolor físico y psicológico, hay una cierta voluntad de vivir, una lucha constante de no resignación que caracteriza a los oprimidos y sobre todo aquellos de raza negra que vivieron los horrores de la esclavitud en países como Estados Unidos o el mismísimo Brasil. Y por muy gráfica o cruel que puedan resultar las imágenes de la cinta del director Steve McQueen, su discurso trata de esa voluntad de vivir, de aquella llama en el alma de los hombres que se niegan a dejarse vencer, a pesar de la humillación, del sufrimiento y la soledad.
12 Años de Esclavitud es una cinta prodigiosa en muchos sentidos, de imagenes descarnadas, crueles y despiadadas, su director no teme situar la cámara cerca de heridas, de expresiones para traspasar aquel dolor al espectador, pero donde más brilla la mano de McQueen es el los planos quietos. Él se toma su tiempo para sugerirnos, para retarnos, para hacernos pensar. Su propuesta no es solo hacernos sentir el dolor, sino que nos lleva un paso más allá hasta convertirnos en el torturador, pasando de ser simples espectadores a ser esclavos y esclavistas y a preguntarnos cómo fuimos capaces de permitir este dolor. Esta no es una película épica, no es un película de héroes que triunfan sobre el mal , por el contrario es muy humana, muy real (tan real que asombra), es íntima, donde sus actuaciones brillan y se llevan el peso completo del filme. El británico Chiwetel Ejiofor (American Ganster, Niños del Hombre) en su papel del músico Solomon Northup se lleva todos mis elogios, su transformación de un prodigioso violinista a un esclavo en las plantaciones de algodón de los Estados Unidos es simplemente sublime, sin exageraciones, íntima, sin dudas es uno de los favoritos (y mi candidato) para llevarse el Óscar de este año como Mejor Actor. Otro que destaca increíblemente es Michael Fassbender (X-Men First Class, Bastardos Sin Gloria) su latifundista bipolar y fanático religioso nos lleva a sentir por él un odio profundo, un amo sádico y despiadado que, sin embargo, no tiene problemas para saciar su líbido violando a su esclava favorita. Pero es difícil destacar a alguien, todos, tanto protagonistas como actores de reparto, están deslumbrantes, por muy pequeño que sea el papel: Paul Giamatti (El Ilusionista, La Dama en el Agua) como el frío vendedor de esclavos, Benedict Cumberbatch (Star Trek en la Oscuridad, El Hobbit: La Desolación de Smaug) como el primer amo de Solomon y su dicotomía entre la gentileza y el estatus social que lo obligaba a tener esclavos y no preocuparse de ellos, Lupita Nyong’o (Non Stop) como la compañera de esclavitud de Solomon y la preferida del amo, una mujer que refleja el horror de un trato vejatorio que la lleva al borde del suicidio, e incluso la pequeña aparición de Brad Pitt (Bastardos Sin Gloria, Siete Años en el Tibet).
La banda sonora de Hans Zimmer (Gladiador, El Origen) como siempre es sublime, es tenue, íntima, desgarradora como la misma película en sí.
Esta cinta es además una mirada sin tapujos ni censuras de una sociedad viciosa, clasista, racista y de doble moral, donde por un lado se intentaba adoctrinar a los esclavos con creencias sobre Dios y la iglesia, pero por otro lado se les trataba como si no fuesen seres humanos, sino simples mercancías, donde las madres eran separadas de sus hijos, donde las mujeres eran violadas impunemente, donde los hombres eran obligados a trabajar de sol a sol bajo la amenaza del látigo. Tantas y tantas injusticias que se ven esbozadas en este filme. Pero más allá de la crueldad humana que se exhibe, también podemos ver lo mejor del ser humano, la voluntad de vivir, el alma de Solomon que nunca olvidó a su familia, que sobrevivió ante todas las adversidades con una voluntad de hierro. Lo mejor y lo peor del ser humano revelado en una cinta que se encumbra como una de las mejores de la temporada de premios.
Pero como siempre son ustedes, mis estimados freaks, quienes tienen la última palabra.
Excelente.
Erika Moreno I.
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