“Sí, este es el libro del que habla todo el mundo”. Esas palabras me persiguieron. Tanto que me convencieron a leer el libro del que “todos” hablaban. Cincuenta sombras de Grey de E.L. James, como bien pueden haberse enterado, es el primer libro de una trilogía de novelas eróticas, y se ha convertido en la novela británica más vendida de todos los tiempos.
La trama va más menos así: la joven estudiante de literatura, Anastasia Steele, recibe el encargo de entrevistar al exitoso empresario Christian Grey. Ella es una joven tímida e inexperta y queda inmediatamente impresionada por la intimidante y atractiva personalidad de Grey. Él por su parte se ve también encantado con Anastasia y decide proponerle una relación en la cual mediarán en forma de contrato sus peculiares prácticas sexuales. Resumiendo: Christian Grey está interesado en una relación sadomasoquista, en la cual él será el amo y ella la sumisa. Ana Steele en cambio se ha enamorado de él, y está dispuesta a incursionar en el mundo que le propone el misterioso Christian Grey.
De esta novela hay bastante que decir… bueno y malo. Creo que lo primero que se me vino a la mente cuando comencé a leerla fue nada nuevo bajo el sol. El misterioso y dominante galán, y la torpe e inexperta protagonista, todo ello inmerso en un relato cargado de erotismo, que al fin y al cabo es a lo que apuesta. Sin embargo, tal como digo que no hay nada novedoso en el relato debo reconocerlo: no es un libro bueno, pero engancha, y no lo sueltas hasta la última página. Una virtud nada despreciable, y creo que particularmente indispensable en este género.
Ahora bien, sé que lo de “no es un libro bueno” podrá no ser compartido por sus fans, pero lo concreto es esto: la narrativa no es precisamente buena, ni en lo descriptivo, ni en el desarrollo de los personajes. Además está repleta de clichés que encontraremos por montón en cualquier novela romántica. Sin embargo, estos reparos me fueron explicados por una información que me dio una amiga, y yo desconocía: Cincuenta sombras de Grey fue inicialmente un fan fic, llamado “Master of the universe” – nada más, ni nada menos – basado en Crepúsculo.
Tampoco es que vayan a encontrar en este relato una versión porno de Bella Swan sometida por el vampiro Edward Cullen. Pero, sí, hay bastante del galán misterioso y atormentado, y la jovencita torpe que alucina con su primer, y muy peculiar, amor.
De cualquier manera, creo que el hecho de que haya partido como fan fic explica en gran medida algunas de las falencias que señalé anteriormente. Más que todo, los incontables clichés en que cae el relato y la poca profundidad de los personajes. Aún así, creo que la novela también merece buenas palabras. Ya que, de no encontrarla “recomendable”, no la habría mencionado aquí.
El relato es fácil de llevar y te agarra, desde la primera página. La protagonista es bastante torpe, y en un comienzo su fascinación por Christian Grey llega a ser irritante, sin embargo, creo que avanzada la historia la joven logra sacar un poco más de carácter y tomar las riendas de la relación. Por su parte, aunque repleto de todos los adjetivos que acostumbramos ver en los héroes románticos, Christian Grey logra ser un galán interesante, más que todo porque en este primer relato se logra mantener el misterio de la historia que antecede su extraña personalidad.
En general, creo que Cincuenta sombras de Grey no sorprende, pero cumple. Tiene lo que promete: muchas escenas de sexo, condimentadas por los “juegos” del señor Grey, que es lo que la ha captado a tantas lectoras en el mundo, transformándola en éxito de ventas. Además del trasfondo romántico que va surgiendo en esta pareja, donde para Ana Steele es un mundo de descubrimientos, pero aún así, avanzado el camino se dará cuenta de que quiere más de Christian Grey y no estará dispuesta a ser todo lo “sumisa” que el galán en un comienzo quisiera. Y por otra parte tenemos a Grey, un personaje lleno de “sombras” como él mismo reconoce, pero que al fin y al cabo también comienza a querer más de esta relación.
Cincuenta sombras de Grey no es para lectores muy quisquillosos, puesto que tiene muchas falencias en su construcción, sin embargo, si usted busca una novela romántica cargada de erotismo y que le robe alguna que otra sonrisa, ésta es una gran opción, y probablemente no tardará más de un fin de semana en concluirla.
Francisca Tapia.-
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