Muchas veces se dice que la realidad supera a la ficción. Y es verdad. Porque si me hubieran contado que, en un país como Estados Unidos iba a tener un gobernante como Donald Trump, posiblemente no lo hubiera creído. Pero es lo que está sucediendo. Y me refiero a este hecho porque, él formó parte (indirecta) del hecho en que se basó la miniserie de la que hablaremos hoy.

Fue el día 19 de abril de 1989 en que las cosas se volvieron una tragedia en la ciudad de Nueva York, la joven Trisha Meili fue atacada y violada mientras corría por Central Park. El ataque la dejó en coma, debatiéndose entre la vida y la muerte y a la hora de encontrar culpables, fueron cuatro jóvenes afroamericanos y uno latino los que aparentemente perpetraron el ataque.

Ellos fueron juzgados, y sentenciados a la cárcel por largo tiempo, entre medio debieron soportar los juicios sociales (como el del actual presidente de Estados Unidos) y de la prensa escrita. Imaginen que recién en 2002, los jóvenes fueron liberados.

Sabemos que si hay un país que tiene conflictos respecto a su historia con el racismo es Estados Unidos, y si esto pasó en New York, una de las ciudades más cosmopolitas y que se enorgullece de ser abierta a todas las culturas, el clima de racismo y discriminación es algo que resulta chocante, y algo así se vió en el documental The Central Park Five, de Sarah Burns y David McMahon, esta inquietante historia es contada por la miniserie concebida y dirigida por Ava DuVernayWhen They See Us, que la pueden encontrar en Netflix.

Hablando de la miniserie en sí, esto además de ser una recreación de los hechos se enfoca más en lo que es el lado emocional en el que predomina la profunda desesperación por parte de ellos y sus seres queridos de sentir que pese a todo lo que puedan decir, ellos no serán escuchados. Eso es lo que más te llega porque la angustia es lo que más compartes a medida que ves la serie, porque Trisha era una muchacha que salió a correr como todos los días y terminó pasando por una experiencia espantosa por atacantes que nunca pudo reconocer y su vida cambió. Pero no solo fue ella;  Antron McCray, Yusef Salaam, Korey Wise, Kevin Richardson y Raymond Santana eran solo chicos que estaban en el lugar equivocado a la hora equivocada y solo porque se ven como se ven, fueron juzgados injustamente y eso los marcó en sus vidas para siempre.

Las vidas de ellos se entretejió por una serie de tristes coincidencias y siguen sufriendo las consecuencias… hasta hoy, incluso.

La miniserie entonces en ese aspecto tiene un rol muy interesante y doloroso mostrando las consecuencias de ese día fatal: hay escenas que hacen que te duela el estómago en que muestran como el intentar conseguir los testimonios en que usan -literalmente -TODOS LOS MEDIOS POSIBLES para conseguirlo: agresiones, sacar verdad por mentira, etc. Todo se vuelve claustrofóbico, bien contado porque la atmosfera que crea es cruda, es terrible, y por desgracia es completamente real, lo que también es una gran crítica a cómo funciona la justicia, no solo de EEUU, sino que es aplicable a todo el mundo.

A medida que veía la serie, no podía evitar el sacarme el sombrero ante el elenco que dio clases magistrales de actuación como Caleel Harris, Ethan Herisse, Jharrel Jerome, Asante Blackk y Marquis Rodriguez quienes interpretan a los acusados, y que hay veces en que no emiten una palabra pero ves en los ojos o en su rostro el dolor y la frustración de sentir que están luchando aislados contra una sociedad que ni siquiera quiere verlos y que si lo hacen solo les harán daño, porque no nacieron «del color adecuado.»

Cosa que, por más que se ha intentado cambiar, aún sucede.

Por supuesto, los personajes secundarios no desmerecen, tenemos a Vera Farmiga como fiscal Elizabeth Lederer, flanqueada por Linda Farstein, interpretada aquí por Felicity Huffman y un simpático y amigable Joshua Jackson en el papel de un abogado defensor de uno de los chicos, y creo que deberían darle más papeles así, el elenco aquí, realmente hace un excelente trabajo.

A medida que veía esta miniserie de apenas 4 episodios me pasaba que no podía evitar recordar ciertos pasajes de Blackkklansman (manteniendo las proporciones, claro) porque pese a que en la forma que se cuentan, sé que son muy  diferentes, ambas llegan a un mismo punto, sobre todo al ser ambas obras producto de nacer en la era del bebé presidente (Trump, que aquí posee un cameo haciendo que pases de la desazón al miedo): Estados Unidos ha cambiado. ¿Qué tanto ha cambiado? ¿Hasta cuando el culpable está en el que resulte más probable y no el que verdaderamente es? ¿Cómo es posible que 5 vidas se arruinen por el testimonio de una mujer blanca que no pudo reconocer a los culpables? ¿Por qué el crimen y la justicia deben tener un color? Sobre todo cuando sabemos que ambas cosas nunca deberían tenerlo. 

La serie es realista y cruda pero también tiene su aspecto positivo: hay una canción que dice «y cuando la noche esté nublada, aún hay una luz que brilla sobre mí, brillará hasta mañana» pese a que se intentó aislarlos, separarlos y quebrarlos, ellos no estuvieron solos. Este también es un relato de familias, de amigos que estuvieron con ellos en esos amargos momentos, e incluso entre ellos, pese a la amargura, ellos encontraron una hermandad, que eso también se mantiene hasta hoy, siendo hombres libres y que lograron sobrevivir al horror.

 

 

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