“Todo fue en el nombre de la rosa”

Para comenzar, recordarles que esta no es una reseña sino una revisión, es decir un repaso de los hechos junto a un análisis del tema del libro y mi experiencia al leerlo.

La historia

¿Qué contar que no sea conocido por la mayor parte de la población? En esta historia un aviador cae en medio del desierto, y de la nada se encuentra con un niño de rubios cabellos, que le pide que le dibuje un cordero.

A partir de este punto conoceremos parte de la vida del jovenzuelo, que viene desde un lejano lugar y ha vivido muchas aventuras. Sabemos de su vida en el asteroide de donde viene, de su constante lucha contra los baobabs, y de cómo lidia con La rosa, un ser fascinante, a quien le cuesta muchísimo comprender.

El aviador se siente desconcertado ante este jovencito; no puede controlarlo ni descifrarlo, pero poco a poco va comprendiendo algunas de sus facetas, así como se acerca a un sentimiento de amistad fraternal que se vuelve más fuerte.

El principito amaba ver las maravillosas puestas de sol porque lo inspiraban, pero también sentía que debía volar, migrar a un punto lejano en donde pudiera conocer todo alrededor; y así voló por las estrellas, conociendo mundos distintos hasta que llegó aquí. Y aquí aprendió lecciones sobre la importancia de la pertenencia, la libertad y la amistad, cosas que hicieron que su punto de vista sobre el mundo cambiara por completo.

¿Cómo lo viví?

Siempre he pensado que este es uno de esos libros que cambian para uno con el paso del tiempo; lo he leído varias veces desde que era niño, y mi percepción cambia. Sí, la historia es misma, pero el resultado es diferente porque el mensaje del que se trata tiene que ver con la vida, y la vida que tienes hoy no es lo mismo que diez años atrás. O cinco, o incluso menos.

Durante el tiempo has ganado experiencia, has aprendido cosas, has perdido tiempo o personas, mientras que otras han llegado hasta ti; me pasó que cuando niño sufrí mucho con el final, pero al leerlo siendo un adulto, si bien me sigue pareciendo triste, es la separación de La rosa la que más me dolió, porque La rosa es el mejor personaje de la historia.

Se habla mucho de la necesidad de más protagonistas femeninos, pero creo que se ignora la relevancia de estos dentro de las historias; La rosa tiene facetas de personalidad, es cautivadora e interesante, y su sola existencia define el curso de todo el tramo final de la historia ¡Y ni siquiera aparece en el presente! Eso es un personaje bien definido y que le da peso al mundo en el que está.

Asimismo, mi percepción de los otros personajes y su mensaje dentro de la obra también ha cambiado; crecer implica aprender a valorar, pero también a perder, y eso hace que uno pueda sentir los momentos de esta historia de formas diferentes con el paso del tiempo. El final es abrumador, complejo y difícil, pero siempre lo he sentido como un paso que no puede cambiarse; hay cosas que nos es imposible modificar.

Los puntos de vista evolucionan, y con ellos, nosotros; a través del tiempo aprendemos a entender aquello que en ojos de otros nos parece imposible, o si no lo entendemos, al menos entendemos el sentimiento de esa persona al respecto. Es sobre empatía, y también sobre amor.

Desde luego que hay lecturas que enfocan a los personajes de este libro como representaciones del ego, el niño interior, las responsabilidades y la amistad, pero a la hora de leerlo, estas mismas representaciones pueden verse como personajes complejos y esto no arruina el sentido de la obra.

¿A quién lo recomiendo?

A todos quienes quieran conocer una historia entrañable, que presenta un delicado equilibrio de realismo mágico, aventura, drama y fantasía, y también a niños que estén comenzando en la literatura.

Nos leemos en una próxima edición de este espacio, donde revisaré otro libro que leí alguna vez.

 

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