«Acción sin detenerse»
Una novela de acción o un thriller es un género que ha tenido un curioso devenir. En muchos casos ha sido vapuleada por la crítica, pero quiero abordar este tipo de historias a propósito de La velocidad de la noche -cuya reseña pueden leer aquí; por definición, un thriller es una historia en donde un personaje o grupo de ellos debe sortear todo tipo de obstáculos para vencer al villano o sistema que ha arruinado su vida. Hay muertes, disparos, persecuciones y personajes con intenciones ocultos.
Todo ocurre en un ambiente de tensión constante, porque los acontecimientos se precipitan unos sobre otros y el personaje no tiene tiempo de detenerse; le pisan los talones o está a punto de descubrir la verdad, acaba de escapar de la muerte, o le han disparado, o tiene que salvar a alguien herido, o perderá la pista vital. Es en este esquema donde muchas obras se caen, ya que aunque esté lleno de persecuciones imposibles o tiroteos, debe haber una lógica que no sea tirada a un lado por el gusto del autor en meter más elementos. Si las secuencias se vuelven inverosímiles dentro de la propia ficción, el lector no podrá conectar.
Por eso es importante que el autor sepa medir los elementos; esta sensación de peligro no se sostiene con situaciones cada vez más aparatosas, sino mostrando que aunque los personajes brinquen sobre automóviles y sorteen balaceras, pueden resultar dañados en su cuerpo, mostrar fragilidad mental, ser derrotados o necesitar ayuda, ya que cuando esto sucede, como lectores vemos que estamos frente a alguien con quien nos podemos identificar y no con un estereotipo que todo lo puede. El subidón de adrenalina debe estar sustentado por un argumento que tenga sentido y una trama inteligente que nos entregue detalles para intentar resolver el conflicto y adelantarnos a los hechos.
¿Quieres comentar al respecto? Aquí hay un espacio disponible para dejar tus impresiones acerca de distintos conceptos presentes en las historias que visitamos mes a mes.
Nos leemos.
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