«Hay que saber cuándo decir basta»

Es por todos sabido que una obra que funciona, ya sea a nivel comercial o creativo, tiene mayores probabilidades de continuarse. El mundo de las continuaciones es largo, pero no siempre funciona como esperamos.

Antes de continuar quiero aclarar que estoy hablando de historias que generan continuaciones, no de obras ideadas para ser sagas.

A veces vemos una película o leemos un libro, y nos gusta tanto que de inmediato vamos a por más material del autor; encontramos algo, o descubrimos que vendrá una continuación o secuela y gracias a ese buen sabor de boca decidimos ir por ello. Ya le hemos tomado cariño a los personajes, o nos gusta la mística de lo que plantea ese universo, la cosa es que ansiamos repetir la experiencia una vez más o dos.

Pero en ocasiones no funciona, y peor, se arruina.

Cine post apocalíptico y tenemos Terminator, una genial y críptica mirada a un futuro dominado por máquinas; luego llega Terminator 2 con un cambio en el paradigma, pero caemos en Terminator 3 que no tiene el espíritu ni la intensidad, y sigue cayendo con Salvation y Génesis que pretende reiniciar todo.

Después de tanto dolor se pusieron las expectativas muy altas, pero la verdad sea dicha, ni los fans de siempre están contentos con los tremendos agujeros argumentales ni el público casual parece siquiera un poco interesado en todo este asunto de la guerra contra las máquinas.

Novelas de asesinatos. John Verdon impacta con El asesino de los números, sigue en buen pie con No abras los ojos y Deja en paz al diablo, pero en No confíes en Peter Pan todo se vuelve inverosímil, llegando a un cinematográfico final que casi lleva fuegos artificiales estilo Power rangers. Los personajes parecen relegados a un segundo lugar para que la acción sea protagonista.

Las Crisis en DC y las guerras en Marvel. Muy lejos de la icónica Crisis en las tierras infinitas y Guantelete del infinito, obras que en su momento reordenaron los respectivos universos y nos regalaron escenas inolvidables, Crisis final y Civil war 2, a cargo de Grant Morrison y Brian Bendis resultaron superfluas, siendo la primera un caos de lectura y la segunda tildada de un desperdicio para los lectores.

Big bang Theory. Esta serie con millones de fans y sueldos de elenco que son cifras astronómicas se ha convertido a ojos de muchos en el ejemplo perfecto de una sátira hacia la sociedad, los grupos minoritarios y los desórdenes de los propios de los personajes convertida en una comedia insulsa que vende por costumbre, pero no conquista.

Fairly odd parents. La serie infantil que se burlaba descaradamente de todo y que tenía una genial mezcla de humor para niños y comedia que podía ser descifrada por adultos se transformó en una repetición de situaciones tontas sin sentido; hasta el creador la abandonó.

Sonic. El querido erizo azul que está a punto de ser asesinado en la gran pantalla es de los veteranos de la industria, y también de los personajes que gozan del cariño del mundo incluso fuera de lo que corresponde al espectro de los juegos. Pues con la trilogía Sonic The Hedgehog/Unleashed/Boom Sega se encargó de entregar ediciones llenas de fallas, bugs y sin un concepto claro de modernización, que causaron olas de críticas por parte del público.

The walking dead. Esto ya es un caso clínico; la serie sobre un mundo infestado de zombies ha llegado a convertirse en un ícono, casi pionero, en la moda de ver un capítulo solo para destrozarlo en las redes sociales; repetitiva, aburrida y falta de originalidad son algunos de los conceptos que pesan sobre la otrora vanguardista serie de TV; hasta el protagonista anunció que se irá de la producción.

Saint Seiya. Hay que admitir que el éxito de la serie de TV se debe más al trabajo de Michi Himeno y Shingo Araki que a Kurumada, ya que su producción fue la encargada de rediseñar a los personajes, armaduras y el estilo general de la historia, dotándola de la mezcla apropiada de atractivo visual e identificación individual que le es característica. Pues bien, después de Tenkai hen, la película que sería la continuación de Hades y el prólogo a la esperada saga de Zeus, Kurumada se enojó con todos, Toei despidió a productores, animadores y hasta a los actores de voz, y desde entonces la franquicia ha estado agonizando año a año con productos de dudosa calidad que en vez de avanzar siguen sacando crédito de los santos de oro.

La pregunta que surge es ¿Hay que cerrar? En mi opinión, en principio hay que saber diferenciar entre un producto que tiene potencial para expandirse y otro que está cómodo con una versión o dos, y es ahí donde el genio de los creadores, la ambición de las empresas o la mala planificación, o un conjunto de estos factores pueden influir de forma negativa.

Es necesario analizar el contexto de una forma fría, cosa que por desgracia las empresas no hacen por estar pensando solo en cuántos millones pueden obtener de su público. Y que tampoco hacen los fans que muchas veces siguen comprando solo porque el producto tiene el nombre de algo que les gusta, sin medir la calidad.

Ya sea para terminar de forma definitiva como para esperar y retomar con un proyecto sólido más adelante, es necesario pensar en las posibilidades reales y no caer en la monotonía, que puede causar la destrucción, o peor aún, la indiferencia por parte de ese mismo público que fue cautivado en un principio.

Y de indiferencia está lleno el camino al infierno.

¿Qué opinas de todo esto? Comenta aquí y puedo hacer otro post acerca de ellos.

Nos leemos nuevamente en un post de opinión freak, porque lo que pensamos de este mundo nos hace parte de él.

 

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