Llevamos casi tres semanas desde que varios nos estamos quedando en casa para combatir de algún modo la pandemia que estamos viviendo. Para aquellos que no han tenido esta posibilidad y nos están leyendo, ánimo, mucha fuerza y a respetar las medidas sanitarias. Sabemos lo difícil que puede llegar a ser llevar una vida “normal” desde casa, por lo que a veces necesitamos desconectarnos y perdernos en el mundo del cine o la tv, razón por la cual hemos lanzado varias notas con el objetivo de recomendarles películas y series que nos parecen un panorama imperdible en estos días de cuarentena.
Mi recomendación de esta semana es Los dos Papas, película original de Netflix que tuvo numerosas nominaciones en la temporada de premios pasados. Dirigida por Fernando Meirelles, el largometraje fue estrenado en diciembre del año pasado, contando con las actuaciones de Jonathan Pryce (Papa Francisco), Anthony Hopkins (Papa Benedicto XVI), Juan Minujín y, como siempre hay un chileno, Luis Gnecco.
“Explora la relación entre el Papa Benedicto y el Papa Francisco, dos de los líderes más poderosos detrás de los muros del Vaticano, que deben abordar sus propios pasados y las demandas del mundo moderno para forjar un nuevo camino para la Iglesia Católica.”
He escuchado a mucha gente escéptica a ver esta entrega porque trata un tema de la religión católica, lo cual podría excluir a aquellos que no profesan esta religión. Sin embargo, son bastantes los que se han visto sorprendidos por la calidad de la película, tanto por sus actuaciones, dirección como guion, recordando que Meirelles estuvo nominado al Óscar por Ciudad de Dios y el guionista Anthony McCarten ha competido tres veces por esa estatuilla.
Un problema que si se puede molestar a quienes critican a la Iglesia es la manera de tratar una de las polémicas más controversiales del último tiempo: la pedofilia de parte de los representantes de la Iglesia. Si bien es una crítica que se realiza en la película, la manera de plantearlo romantiza un poco una situación que le ha costado miles de seguidores a la Iglesia, y que ha afectado la vida de miles de víctimas. Cabe destacar que Meirelles ha declarado abiertamente que es católico, por lo que la visión de este tema viene de cerca.
La historia comienza con la muerte del entonces Papa Juan Pablo II, lo que lleva a la elección del nuevo Sumo Pontífice, cargo que tenía en la mira al Cardenal Ratzinger (Benedicto), quien es reflejado en esta entrega como un conservador que representa un retroceso para la historia del catolicismo. En la vida de este Papa podemos apreciar la vida de lujo y la abundancia de dinero que rodea al Vaticano, aspecto que ha sido ampliamente criticado por varios siglos.
Por otro lado, tenemos la vida del Cardenal Bergoglio (Francisco), un argentino que parece ha llevado una vida alejada del lujo, más cercano con la gente y con una mirada distinta a diversos ámbitos que han causado conflicto entre los estudiosos de la religión. Es cosa de escuchar alguno de los discursos del actual Papa para darse cuenta del cambio que este ha hecho, un cambio que tiene lugar en esta película.
El relato hace énfasis en comparar al Papa Benedicto con el Papa Francisco, esto apreciable en la relación que estos tienen durante los días que comparten. El primero tiene una visión conservadora de lo que está correcto, dejándolo como el malo para que Bergoglio surja como la respuesta a los problemas de la Iglesia.
Es imposible negar la crisis de fe de muchos creyentes, y es que son muchas las razones, ya sea el abuso infantil, el encubrimiento o la mala gestión de dinero, además de la falta de autocritica de las autoridades que ha desencadenado una crisis que requiere de alguien que logre, poco a poco, ir solucionando estos problemas, y este es el rol que la película le intenta dar al Papa Francisco, como un mensaje de esperanza de un hombre que se ha equivocado y aprendido de sus errores, poniendo en práctica lo que predica.
Evidentemente quienes creen sentirán una conexión más profunda con esta historia, llegando hasta a emocionarse con diversos momentos, pero para todos los demás la manera de presentar la trama está bien hecha para mantener la atención a los sucesos que de la mano de Anthony Hopkins y Jonathan Pryce hacen de esta una película disfrutable para todos.
Qué tan real y fidedigna sea la historia que nos mostraron, probablemente nunca lo sabremos, son muchas los secretos y confidencialidades que quedan encerradas entre las paredes de ese pequeño Estado. Pero, en tiempos oscuros me gustaría pensar que algo de verdad hay detrás de todo esto.
Sin duda un tema que no está alejado de la polémica dará mucho que hablar, por lo que si ya vieron Los dos Papas no duden en dejarnos su opinión, creemos una discusión siempre respetando a los demás. Cuídense mucho freakies y ánimo, que Netflix tiene mucho para ayudarnos en este tiempo.
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