«Tía ¿A cuánto tiene los Alka?»
Debido a que el primer martes de este mes medio planeta no estaba operativo, decidí retrasar una semana este artículo, pero no lo he olvidado. Nunca podría.
Los caramelos han sido uno de los principales enemigos de la salud dental de todos, y un dolor constante de cabeza para los padres, pero uno de los favoritos de los niños.
Sería imposible abarcar todos, de modo que me quedaré con los más representativos, y conmino a todos y todas a proponer opciones para un próximo recuerdo.
Empezamos por un par de clásicos que ya eran populares en esa época, y probablemente estarán en los aparadores hasta que el mundo se acabe: los que tienen sabor a menta.
Las Mentitas y los Alka son grandes representantes de esto; las primeras, dispuestas en una cómoda bolsa, los segundos, vendidos a granel a 10 pesos en el kiosko o almacén.
El bowling era un cojac común, sin rellenos de ningún tipo; era grande y duraba toda la clase, convirtiéndose en el equivalente infantil del cigarro en la mano.
Los caramelos Arbolito no eran otra cosa que una variedad de sólidas pastillas dispuestas en envases individuales. Manzana, naranja, miel, menta chocolate y muchos otros eran frecuentes en cumpleaños y reuniones.
El ring pop debe haber sido uno de los primeros elementos de empoderamiento femenino de consumo popular, mucho antes de los movimientos de hoy. Era un anillo de plástico con una “gema” de caramelo faceteado y de colores intensos. Es curioso que el machismo y la segregación en esos años no hayan creado un símil para los niños.
Los Media hora, una de las grandes farsas de aquellos años; supuestamente, esos caramelos sabor cola y duros como una piedra debían durar media hora en boca. Y sin perder el sabor.
Y bueno, nunca fue así.
Como bonus, quiero hacer referencia a las confiterías del barrio, a través de la indestructible Confitería los peques, ubicada en el centro de Santiago. En lugares como este se compraban –y aún se compran– dulces a granel, y entre ellos, un símbolo del inocente romanticismo de la juventud: las pastillas pololeo, que son redondas y tienen frases amorosas en ellas.
Dulzor, juegos de niños y quejas de los padres por el consumo de azúcar ¿Qué mejor?
Si recuerdas otras golosinas, no dudes en comentar para que podamos recordarlo en otra ocasión.
Nos volvemos a encontrar dentro de un mes en el tercer martes, con otra revisión a productos con los que endulzamos nuestra vida, porque recordar es volver a vivir.
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