“¿Ya estamos listos para reconocerlo?”
Sí, ustedes saben de lo que hablo, pero lo dejaremos para después.
En época de calor, o para hacer rendir el acompañamiento de los almuerzos familiares, los jugos en polvos fueron un salvavida para muchas personas, pero también se convirtieron en una inesperada golosina, causante de muchos malos ratos para los padres.
¿Por qué poner el jugo en polvo en la palma de la mano y comerlo a languetazos? Esta costumbre que irritaba a madres por ensuciarnos las manos y por consecuencia la ropa, por dejarnos la boca toda pintada, y que sería el terror de cualquier nutricionista u odontólogo era un placer un poco inexplicable de miles en aquellos años. Lo de andar con el sobre de jugo y comerlo de esa forma tenía una mística especial, que no se traspasaba al momento de beberlo como un adulto serio.
Si bien el hecho era el mismo, de seguro la mayoría recuerdan estas tres marcas como los íconos de esta curiosa costumbre. Caricia, Flavoraid y Yupi eran la esencia del dulzor con colorante, que tenían que rendir un litro por sobre pero que muchos infantes consumían asiduamente en los recreos o entre clases.
Asumámoslo, muchos de nosotros lo hicimos, y aunque difícilmente ahora, de adultos, repetiríamos esa acción en público, es un recuerdo divertido de la juventud.
¿Y tú, también lo hiciste?
Nota: Tuve que usar imágenes genéricas porque no pude encontrar originales de esos años.
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