[Recuerdos en láminas] Tazos Parte 1

“Los tazos cambiaron la forma de comer snacks”

Y esto que estoy diciendo no es una locura. A principios de los noventa, un día a Evercrisp (la empresa que fue absorbida por Lays) se le ocurrió incluir en el interior de sus envases individuales un objeto que al mismo tiempo era una versión moderna de una lámina coleccionable, un juguete, y si somos sinceros, un objeto que hizo nacer en muchos el ambicioso gen del comercio y las apuestas.

Ahora ¿Por qué incluir los tazos con los álbumes? Porque básicamente es la misma idea.

La primera colección correspondía a los personajes clásicos de Disney, quienes aparecían en estos novedosos discos de plástico tanto con sus atuendos famosos como con tenidas modernas; la idea era que dentro del envase individual –que por esos años costaba 100 pesos, no como ahora– venía uno de estos, por lo que sólo bastaba con comprar una papa o ramita con la etiqueta marcada y listo. Tengo que decir que no era demasiado raro que aparecieran dos por envase, y puedo acotar que en una ocasión en unas papas me salieron cinco.

Coleccionar esta cincuentena de personajes se volvió entonces algo divertido, pero como no se podía saber qué iba a salir, el trueque se trasladó de las láminas de los álbumes a los tazos; pero también surgió un juego en el que dos o más niños ponían sus tazos en torre, y por turnos lanzaban uno. Los que quedaban volteados eran el premio.

Esta idea fue un éxito arrollador en los niños de la época y fue el puntapié inicial para una saga muy larga de distintas líneas de personajes, series y películas, pero la colección de tazos originales no se quedó ahí; pronto trajo los Master tazos, que eran el equivalente de las láminas especiales, y los Mega tazos, que eran bastante más grandes y venían en los envases familiares.

Hasta aquí esta entrega de Recuerdos, y pronto les hablaré de las colecciones que sucedieron a este éxito que marca tendencia hasta el presente.

Los dejo con algunas imágenes, porque recordar es volver a vivir.