«Cien noches con tu verso yo me he dormido en paz»
Esta revisión abarca el contenido de la Antología en verso y prosa de Gabriela Mistral.
«Aún era heroica y fuerte, porque aún te tenía; sobre la confusión tu resplandor caía.
¡Y ahora tú callas, y eres polvo, y no eres más!»
Debido a que estamos en el último confín del mundo, física y mediáticamente, es muy probable que la gran parte de la población no dimensione el alcance del trabajo de Gabriela Mistral. Desde nuestra vitrina ella es visible y reconocible, pero no es sencillo comprender lo importante de su trabajo, así como el impacto que tuvo en otros artistas, y en el ámbito social y político de numerosos países.
Paradójicamente, Chile parece ser el último de ellos, y no por propia decisión.
El verso no es mi fuerte a la hora de leer, por lo que no soy el más letrado en ese intento; así las cosas, analizaré el trabajo de esta artista desde el punto de vista del efecto que me causa, así como del impacto que tiene en el mundo actual.
Porque sí, su obra es tremendamente actual.
Las diferencias conceptuales de los trabajos son muy notorias; Sonetos para la muerte y otros sonetos tienen un marcado tono trágico; son dolorosos, y están llenos de cuestionamientos hacia el sino que ha llevado el objeto -léase la persona- que se ha perdido.
Ternura es un libro de rondas infantiles, y como tal saca su lado más lúdico. La cantidad de metáforas que se hacen lo vuelven muy entretenido y al tiempo es muy sonoro.
Desolación es a mi juicio su obra más visceral; incluso por momentos la rima rasguña lo imposible por tener un contenido que pulsa por salir. Es sumamente humano y realista.
Tala es una obra compleja, ya que esta dividida en secciones que tienen una temática especifica, lo que significa muchos cambios de tono; es su trabajo más maduro, y además incluye cartas muy personales.
Lagar también está dividido en secciones, pero este volumen está traspasado por un sentimiento de dolor y frustración por los horrores de la guerra y otros males que afectan a la humanidad; es una obra más íntima, en donde la autora habla directo hacia el lector.
«Tal vez morir solo sea ir con asombro marchando entre un rumor de hojas secas y por un parque extasiado»
La prosa no está ausente, y es curioso leerla porque uno pensaría que es prosa poética, dado todo lo leído antes, pero su voz cambia de registro por completo. Podemos conocer a Gabriela hablando con libertad y sencillez, pero al mismo tiempo con su encanto y fuerza característicos.
Dentro de esta antología también podemos ver mucho de su opinión social; no tiene empacho en criticar a una sociedad que crea y justifica guerras, o que ignora a mujeres o niños que están sufriendo, y lo hace desde la franca opinión, pero también desde la afilada pluma con que redacta.
«Te llamas Rosa y yo Esperanza, pero tu nombre olvidarás, porque seremos una danza, en la colina y nada más»
Esta bella estrofa, que está incluida dentro de sus canciones o rondas infantiles tiene una historia misteriosa a la vez que triste; Gabriela comenta que la ronda fue eliminada por el editor, y solo se salvó el famoso fragmento gracias a la memoria de un poeta amigo.
Pero esta no fue la única injusticia que enfrentó la poetisa; desde muy joven tuvo una fuerte participación social y opinión política, enfocada en la cuestión educacional. Tuvo fuertes palabras para criticar el sistema educacional de la época, defendiendo el concepto de que debía existir un proceso que garantizara que todos los niños pudieran acceder a la educación; esto la llevó a tener una vida errante, aunque desempeñando cargos importantes como cónsul o en instituciones de educación. Sus batallas también fueron en nombre de las mujeres madres, los niños desamparados y la propiedad intelectual.
Además, la autora no teme trabajar una y otra vez en sus obras, criticarlas y reformularlas; en ocasiones es especialmente dura, pero esa capacidad analítica es la que la hace auténtica y cercana; no se ve a sí misma como una autora inalcanzable.
«Una antología invaluable, llena de matices, escrita con mente y con corazón. Crítica, dolorosa, musical, ardiente, ingenua y amable. Son mil historias en una»
La obra de Gabriela está marcada por la tragedia, tanto la propia por la muerte de su madre y otras personas importantes para ella, como la ajena por el dolor y abandono que vio en sus múltiples viajes. Esto podría sugerir una prosa poética oscura y macabra, pero en vez de eso, está llena de matices que permiten entender distintos estados emocionales relacionados con el dolor, pero también con el amor y la alegría.
Hay textos emocionantes, emotivos, divertidos, tiernos, y también otros que son desgarradores y hasta oscuros; esta capacidad multicolor es parte de lo que la hizo tener tanto renombre, porque permite tomar el cristal y ver el mundo desde distintas ópticas. De seguro la mayoría de las personas no disfrutaremos con la misma intensidad los diferentes tonos, pero al pasar las páginas, de pronto uno se encuentra con las palabras precisas y se queda prendado de ellas.
Puntos a destacar
El contenido de esta antología es alucinante; incluye sus libros completos Desolación, Ternura, Tala y Lagar, pero además incluye Lagar II, una serie de versos sueltos y prosa que no llegó a publicar reunidas, notas de autora y reflexiones.
Además de todo este contenido, el volumen cuenta con texto comentado de artistas de las letras que le dedican párrafos a ella, y un detallado glosario con indicaciones, que permite enriquecer el vocabulario y además conocer el contexto en que la escritora decidió incorporar determinadas palabras o conceptos. Me parece que el apartado de notas es de especial valor porque da la oportunidad de conocer un poco más de su forma de pensar ante distintos temas.
¿A quién la recomiendo?
Esta antología me parece un imprescindible para conocer la obra de Gabriela Mistral, pero también para descubrir lo que hay en su creación más allá de las palabras. En sus más de 800 páginas ofrece todo tipo de emociones y enriquecimiento.
«El habla es la segunda posesión nuestra después del alma, y tal vez no tengamos ninguna otra posesión en este mundo. Rehaga pues, a su antojo, el que ensaya y sabe que ensaya.»
Me despido, dejando la invitación para conocer dentro de pocos días el mundo de una nueva novela, sus facetas y mejores momentos.
Saludos y buenas letras.
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