Tras el desastroso final de su última relación amorosa, Polly Waterford se traslada a un balneario en una remota isla frente a las costas de Cornualles, donde se instala en un piso pequeño y solitario situado encima de una tienda abandonada.
Para distraerse de sus problemas, Polly se concentra en su afición favorita: amasar y hornear pan. Pero su relajante pasatiempo de fin de semana no tarda en convertirse en
una pasión. A medida que vuelca sus emociones en amasar y golpear la masa, cada hogaza resulta mejor que la anterior. Entusiasmada, Polly empieza a incorporar nueces,
olivas o semillas a la masa, además de la miel que le proporciona un apuesto apicultor del lugar. Recurriendo a reservas de determinación y creatividad que ignoraba
que poseía, Polly maravilla a los habitantes del pueblo y a los visitantes con las maravillas que salen de su horno, y de paso descubre una vida nueva y brillante allí donde jamás esperaba encontrarla.

Ediciones B nos trae una nueva entrega de la dulce escritora británica Jenny Colgan que ya nos ha deleitado con libros como “Encuéntrame en el Cupcake Café” o “La chocolatería más dulce de París”

En “La pequeña panadería de la isla”, primera parte de una trilogía, Colgan nos presenta como protagonista a Polly Waterford que está pasando un difícil momento tanto en lo económico como en lo sentimental pues debido a la crisis económica la empresa que tiene con su pareja está en bancarrota llevando la relación desde hace tiempo decaída al quiebre.

Es así como Polly en bancarrota debe empezar desde cero buscando alojamiento con un presupuesto limitado y replantearse como seguir con su vida, cuando por internet encuentra una casa alejada de la ciudad que puede permitirse y mantenerla alejada de la ciudad que fue espectadora de la caída en desgracia que ha sufrido su vida.

Así nuestra protagonista se dirige con su mejor amiga Kerensa a ver la casa en Mount Polbearne, una isla mareal, cerca de Plymouth de la cual poco a poco empieza a ver con mejores ojos y aunque la casa es un cuchitril tiene sus cosas a favor por lo que respecta a Polly: un gran horno, tranquilidad y una espectacular vista; decidiendo quedarse una temporada como inquilina de la señora Manse. Dando comienzo a su nueva vida en la isla, relacionándose con los marineros, limpiando a fondo su nueva casa y acogiendo a un pajarito lastimado; pero un factor crucial para Polly falla y ese sería el pan, el único en la isla es muy malo; por lo que empieza a preparar su propio pan, que también es su hobby favorito.

Polly logra maravillar a los habitantes de Mount Polbearne con sus deliciosas creaciones transformando su afición en su oficio con el cual puede ganar dinero y un lugar en la comunidad, dándole la confianza necesaria para experimentar en sus panes e ir cumpliendo sus nuevos sueños y metas; sacando fuerza para enfrentarse a los obstáculos que surjan para llegar a abrir su panadería entrelazándose con sus nuevas vivencias en la isla que incluyen alegrías, tristezas, muerte, desilusiones y amores; pero sobre todo segundas oportunidades.

Esta lectura te dejará un sabor delicioso pues la autora nos hace saber que siempre hay que disfrutar de la vida persiguiendo nuestros sueños y que una persona “exitosa” según los parámetros de la sociedad no significa que haya alcanzado la felicidad y está en cada uno de nosotros descubrir qué nos hará feliz y poner nuestras metas en consecuencia para lograr alcanzarla siendo que a veces habrá sus tropiezos, pero hay que levantarse y seguir el camino; y aunque tu vida parezca acabada uno nunca sabe donde te llevarán las nuevas decisiones y quizás, con un poco de suerte, a una felicidad que jamás esperaste encontrar. La autora también mezcla muy bien los momentos graciosos con el drama llevando al lector por variadas e intensas emociones y llegando a compenetrarse con cada uno de los personajes.

  • Reseña realizada por nuestra colaboradora Nathalia Cortés.

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