Martina ha tocado fondo. Sufre una resaca permanente y se siente sola y vacía. Para salir de este infierno escucha los consejos de su amiga María y decide recorrer Chile para encontrar su verdadero yo. Pero en esta larga ruta aparecerán tentaciones etílicas y sexuales que distraerán su búsqueda espiritual.
¿Será capaz Martina de abandonar una vida de excesos e irresponsabilidades? ¿Será el momento de sentar cabeza y comenzar una nueva vida?
Han pasado los años y nuestra querida Martina ya está viviendo las consecuencias de abandonar la preciada etapa de la juventud, ya no está en los veintisiempre sino que pasó al otro lado, donde todo puede cambiar sin que nosotras queramos y los estigmas sociales de ser una «persona respetable» son más fuertes que nunca.
Martina está desesperada, necesita ponerle algo de acción a su vida de trabajo y aburrimiento, descarga la vieja y confiable de Tinder pero ni eso funciona bien. Así que acude a un plan de cambio radical, rompe el chanchito y se va de viaje sola a San Pedro de Atacama, todos dicen que en el norte te encuentras con la persona que en verdad eres y te ilumnina la vida, ¿funciona así o no?. Aquí es donde comienza el viaje que la hará vivir momentos inolvidables, conocer personas bacanes y desilusionarse de uno que otro machito troglodita. Y cuando pensaba que el viaje llegaba a su fin, la María aparece con una invitación a Puerto Montt, así que a conocer el sur de ha dicho.
Será un viaje intenso, a momentos melancólico pero que sin duda todas desearíamos hacer: viajar por todo Chile, de carrete en carrete y llevándose más de una cachita loca de regalo. Amigas, este libro es puro libertinaje por Chile, ¿algo mejor que eso?. ¡Disfrútenlo!.
Podemos ver una Martina mucho mas madura, responsable con lo que toma o asumiendo las consecuencias de. Que sigue en la búsqueda del amor de su vida pero siempre descartando inmediatamente a los pasteles y lo más importante, nos demuestra que no ha dejado de ser una mujer empoderada que está dispuesta a pegarle patá en los cocos a los machitos patriarcales.
Siento que le agarré tanto cariño a la Martina y la María que me daría mucha pena que no sacaran ningún otro libro, este lo esperé con demasiadas ansias y se me pasó volando. La forma de escribir que tiene Martina hace que nos sintamos amigas íntimas que se criaron juntas desde jardín y que sea aún más entretenido todo lo que cuenta.
Además estoy segura que no soy la única que se siente representada por su forma de ver la vida, la Martina siempre fue un referente como mujer fuerte y libre, desde que la conocí en internet con su facebook que tantas veces le intentaron cerrar, sus historias locas de enamoramientos fugaces, de tomateras sin control y de tantas cosas que jamás se arrepentirá. En esos años, era mi fiel reflejo y me hacía sentir acompañada en la cruzada de la mujer borracha, porque siempre andan las que hablan mal de ti y de las decisiones que tomas, pero una siempre orgullosa de ser quien es y nutriéndola día a día( sin importar que sea a base de alcohol). Hoy por hoy no es menos, yo también siento los estragos de la edad en cada carrete, las cañas insoportables y las responsabilidades que son una lata. Quizás este libro me trae una nueva idea de superación personal y deba pegarme su buen viaje por Chile.
Me acuerdo como, hace unos años, cuando subí la reseña de Relatos de una Mujer Borracha tuve un apoyo impresionante, todas querían conocer a la famosa Martina Cañas y ninguna se desilusionó cuando leyó el libro. Espero que por todas nosotras esto no se acabe nunca, que haya Martina por muchos años más, aunque sean relatos de una mujer adulta porque lo divertida, lo empoderada y lo libre no se lo quitará nada ni nadie.
Y recuerden siempre cuando las critiquen por curás decirles: «Borracha pero buena muchacha».
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