- Título original: Productora: Mirai
- Año: 2018
- Duración: 100 min
- País: Japón
- Dirección: Mamoru Hosoda
- Guion: Mamoru Hosoda
- Música: Takagi Masakatsu
- Fotografía: Animation
- Productora: Studio Chizu
Sinopsis:
Kun, un niño mimado y consentido de cuatro años al que sus padres dejan de prestar atención cuando nace su hermana Mirai, empieza a sufrir situaciones en casa que nunca había vivido. Pero entonces, la versión adolescente de su hermana viaja en el tiempo desde el futuro para vivir junto a Kun una aventura extraordinaria más allá de lo imaginable
Reseña:
Una de las cosas más comunes y a la vez más complicadas en la vida son los cambios, algunos son buenos, otros no tanto, pero si son algo que mueve lo que uno concibe como propio y por sobre todo es algo que ayuda a crecer. ¿Y para qué comienzo a hablar de los cambios? Porque esa es la base de esta película hermosa, de un director que vengo siguiendo desde hace mucho tiempo que es Mamoru Hosoda, y que esta es, sin duda alguna su proyecto más personal.
Hosoda a menudo ha sido llamado el nuevo Miyazaki, este nuevo contador de historias que te conmueven hasta el alma, y sí parece ser un digno heredero, porque tiene grandes historias como «La chica que saltaba a través del tiempo» (2006), «Los niños lobo» (2012) esa en particular es la que lo convirtió en uno de esos artesanos que más allá de limitarse a construir imágenes se empapa en ellas hasta el punto de que prácticamente toda su obra reciente se puede entender a modo biográfico no sólo del propio Hosoda, sino también de nosotros mismos, los espectadores, sé que a mí me sucede así. Lo que nos lleva a Mirai, su más reciente película.
La película nos muestra a través de una animación preciosa (que incluso no tiene miedo de mezclar con técnica stop-motion) y colores cálidos una historia que puede que en el papel suena demasiado sencilla, porque todo nos muestra la historia de un clásico hogar japonés con una pareja joven que tiene un solo hijo, Kun, un pequeño que como todo hijo único puede ser algo caprichoso y mimado, pero es un buen niño y a la vez es el rey de la casa, todos viven en función a él, la vida parece perfecta… Y un día sus papás llegan con un pequeño bulto en sus brazos que es su nueva hermana Mirai (que significa futuro), y las cosas cambian. Cambian demasiado. Y de la nada ve como la atención de sus padres se desvía hacia la pequeña. Kun así se ve obligado a entrar en un juego por obligación: aprender a ser un hermano mayor.
Y a partir de aquí comenzó a llegarme más emocionalmente ya que, yo misma soy la hermana mayor. Y posiblemente (no recuerdo bien) me pasaron los mismos sentimientos que le pasan a nuestro protagonista que tiene que aprender a compartir su mundo con alguien que, sabe que necesita más estos cuidados pero le cuesta comprender. Porque si los cambios nos cuestan a los 10, ¿como no nos van a costar a los 4 años?
De esta manera el pobre Kun vive con estos sentimientos sin saber cómo expresarlos, hasta que en su patio aparece una chica ya adolescente que es su propia hermana en el futuro y le viene a decir que sea bueno con ella y que no se aferre a esos malos sentimientos. Dicen que el mejor regalo para un hijo es tener un hermano o hermana, y con el paso de los años creo que es verdad. Porque es la oportunidad no para descubrir el mundo sino también para aprender a compartirlo, una oportunidad de aprender e ir más allá, de tener una amiga, una compañera quien con su perspectiva de vida deja una marca determinante en nuestras vidas. Como suelo hacer en cada reseña, procuraré no tirar ningún spoiler, pero créanme que las reflexiones que se manda Hosoda en esta película harán que todos se emocionen hasta las lagrimas, como yo al escribir en esta reseña.
Una reflexión familiar
Aunque Hosoda no solo se remite a hacer una reflexión acerca de las relaciones de hermanos. Sino que va mucho más allá. Kun, no solo se encuentra con su hermana en el futuro, sino que también tiene encuentros con personas en el pasado, que lo hacen entender quien es, hacia a donde va, y que no debe dar muchas cosas por sentado, porque, a medida que te acercas a eso, vas comprendiendo más. Si a esto lo acompañas con la música de Takagi Masakatsu lo hacen una mezcla exquisita que no deberíamos perdernos a la hora de ver en el cine y que hacen que esta película sea ideal para ver este fin de semana.
Sí, debemos conocer quienes son nuestros familiares, de donde venimos porque así lograremos saber hacia a donde vamos, si no vemos hacia atrás, es posible que nos cueste mucho más irnos hacia adelante, y es en ese momento en que Hosoda llega con ese abrazo cálido y mirada cómplice a decirte que sí, es como andar en bicicleta, vamos a caer, pero después sentiremos el aire pasando por nuestro rostro apreciando un día lleno de sol.
No puedo recomendarles más que vean esta película, somos todos como hojas en un árbol que van a caer y echaremos raíces, y estas se irán encontrando con otras, porque, todos, en algún momento nos conectamos, y eso dura para siempre. Si la ven, recuerden abrazar a quien los acompañe, sus familiares (ya sea de sangre o del alma) porque, es una aventura maravillosa que los dejará con un calorcito en el corazón.
Mirai, mi hermana pequeña, se estrena a partir de hoy en Cinépolis y todos los cines Hoyts del país.
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