La FMI está de regreso, y Tom Cruise se pone en la piel del agente Ethan Hunt por quinta vez en lo que, a todas luces, se está convirtiendo en el rol de su carrera. “Nación Secreta” nos pone justo donde nos dejó la entrega anterior, con la promesa de más acción e intrigas… ¿Lo logra? La revisamos, y aquí te lo comentamos.
[rating: 2.5/5]
Han pasado cuatro años ya desde la última entrega de la franquicia (¿soy el único que los siente mucho menos?) y, aunque nadie la pedía a gritos, siempre es bienvenida una entrega más de esas series atemporales, escapistas y de plano entretenidas como “M:I”. De “Protocolo Fantasma”, a cargo de Brad Bird en su estreno en sociedad con actores de carne y hueso, dijimos el 2011: “Entretenida, vibrante, intensa, con algo de ingenio y buenas dosis de humor. (…) Eso si, ojo: camina por una línea peligrosa esta apuesta. Las bromas no paran y fácilmente podrían algunos sentir que se acercan a lo molesto.” Pues… con Bird fuera de la dirección (esta vez a cargo de Christopher McQuarrie, el guionista de “Los Sospechosos de Siempre”, pero que se ha dedicado a crear “star-vehicles” para Tom Cruise en el último tiempo) esto es precisamente lo que sucede: aquellas dosis de humor contenidas se escapan un poco de manos en “Nación Secreta”, recordando a ratos el flaco favor que Roger Moore le hizo en sus momentos más ligeros a la franquicia de James Bond.
En cuanto a trama, la cosa es sencilla. De hecho, tal vez sea la trama más sencilla de la serie (lo que no es malo, per se): La FMI ha corrido demasiados riesgos durante su existencia (haciendo un nostálgico repaso por las entregas anteriores) y es desbandada definitivamente por el director de la CIA (encarnado por Alec Baldwin, a quien realmente me cuesta mucho tomar en serio después de “30 Rock”). Sin embargo, Hunt se declara en rebeldía para perseguir a una diabólica organización secreta llamada El Sindicato, con sed de dominación global. La trama es casi caricaturesca a ratos, pero generadora de buenos momentos con ese saborcillo inocente que nos recuerda que esta serie está inspirada en una serie de los años 60, después de todo. En cuanto a la acción, McQuarrie busca alejarse de las inverosímiles (pero visualmente impresionantes) acrobacias de las entregas anteriores, y apuesta por persecuciones vertiginosas en moto (déjà Woo), la vieja acción cuerpo a cuerpo y la infaltable secuencia de infiltración a algún impenetrable edificio. Tal vez faltó aquel momento “imposible” emblemático que remataba cada entrega anterior, pero lo presentado, sin emocionar demasiado, resulta suficiente. En este departamento, parece increíble pensar que han pasado casi 20 años desde la primera “Misión Imposible”, y Tom Cruise aún logra hacer gala de sus proezas físicas (aunque su rostro nos recuerda cada vez un poco más a “Vanilla Sky”…). Tom Cruise es Ethan Hunt, y mientras esté cerca, habrán más capítulos de “Misión: Imposible”. El resto de los elementos cumple, sin ser nada especial. Fotografía, música, montaje, todo en el rango de lo conocido y esperable, correcto y funcional a los personajes ya queridos que regresan una vez más. “Nación Secreta” entretiene (un poco menos que sus predecesoras), es correcta, cargada al humor un pelo más allá de lo que los seguidores de la entrega original (con Praga, trenes bala y Jon Voight) quisiéramos. Algo genérica, algo olvidable, un capitulo más de una serie que sigue y que con todo, siempre nos alegramos de ver.
“Misión Imposible: Nación Secreta”, en cines de todo el país, en todos sus formatos. Si ya la viste, si las estás esperando, no olvides COMENTAR y COMPARTIR, y lo más importante… VER, ser tu propio crítico.
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