Finalmente llegó el día de hablar de la primera serie (de muchas) de la era Murphy en Netflix. Para quienes no lo conocen, Ryan Murphy es el creador de una infinidad de series que han sido llamativas y destacadas a lo largo de los años, entre las que cuentan Nip/Tuck, American Horror Story, Pose o Scream Queens (un choque de trenes) y la favorita de muchos, Glee que podríamos decir que es como contemplar el hundimiento del Titanic, iba tan bien, todo era hermoso, se hunde dolorosamente, pero lo pasamos bien, sin duda es esa la serie más destacada o que más reposa en nuestro inconsciente.

Pero Kobato, ya te estás desviando de nuevo.

Ryan Murphy entonces después de ese otro acercamiento al mundo adolescente de Scream Queens decide regresar, pero esta vez combinando un poco de esa serie con Glee: pero mostrando a un grupo de adolescentes pertenecientes al 1% de la sociedad.

La historia nos presenta a  Rachel Berry Payton Hobart (Ben Platt) un engreído, autosuficiente y, a veces, déspota estudiante del instituto Santa Barbara. Sé que suena muy insoportable, pero créanme que de a poco le encuentran su encanto. El sueño de Payton es simple y directo: Quiere ser  estrella en Broadway presidente de los Estados Unidos y se ha preparado toda su vida para ello subiendo videos cantando a myspace y lo tiene todo fríamente planeado para tal día, y es un gran sueño, pero dado que necesita un poco de entrenamiento en ese aspecto, tiene que ir de a poco, ¿no? Su primer paso entonces es ganar la elección de presidente de alumnos en su instituto. Pero Payton tiene una difícil misión: debe enfrentarse al alumno más popular de la escuela y las dificultades que ello implica, porque para variar, no es exactamente el alumno más popular, pero eso no lo va a detener porque Payton ha vivido en campaña TODA su vida.

Y sí, por eso me recuerda un poquito a Rachel Berry, eso y que tanto Lea Michele como Ben Platt han tenido su experiencia en Broadway. Quizá la gran diferencia es que de a poco Payton va mostrando más profundidad a medida que pasa la serie.

Con toda esa trama, sumado a un gran elenco con Gwyneth Paltrow y Jessica Lange, entre otros, es que se da el vamos a esta serie, que pese a que inicia muy lento, de a poco va agarrando ritmo, y si conocen el estilo más satírico de Ryan Murphy saben a que nos enfrentamos: una serie de premisa simple que en momentos llega con ribetes medio surrealistas, pero, que si lo vemos en perspectiva, no tanto.

 

A que me refiero sin entrar en demasiados spoilers:

La serie, como su nombre lo indica, es de política; por lo tanto vemos a adolescentes de un colegio de clase acomodada (básicamente los que terminan en cargos políticos en su mayoría) empezando a ser parte activa de los juegos de poder y estrategias de la política, cosa medio surrealista porque cuando uno es representante del centro de alumnos en el colegio/escuela no hace mucho realmente, a lo más organiza un par de cosas, pero, es el mundo de Murphy y voy con él y resulta gracioso.

Además rescato mucho de la serie que se realiza en un entorno donde lo que se juegan es muy poco realmente, y sin embargo da en el clavo haciendo el retrato de cómo  los candidatos son seres astutos (por más que uno los pueda insultar) son gente astuta que usan las mentiras, manipulación, populismo para conseguir sus objetivos.  ¿Y saben?

Muchas veces funciona. ¿Han visto a Trump por ahí? ¿Les suena de algo Bolsonaro? Ahí lo ven mis queridos freakys.

Además, también esto se mezcla con los temas de diversidad sexual, empoderamiento, juicio a la sociedad y al poder ejecutivo visto desde el punto de vista de estudiantes hacen que la serie respete el estilo de escritura al que los seguidores de la mano de Murphy están acostumbrados y que ya hemos visto en otras producciones donde el lema parece ser «el 1% también llora (con billetes como pañuelos)».

Más o menos, si ya llegaron hasta aquí leyendo la reseña y si les ha gustado alguna de las series que ha hecho Murphy me imagino que saben a qué nos vamos a enfrentar: porque nuevamente, si les gusta su estilo, la serie les va a encantar,  pero si no, está más que claro que no es la serie para uds. Porque también cómo cada serie de Murphy el tema es que a veces exagera DEMASIADO por ende, hay situaciones que pueden desconectar de la realidad, como el hecho de que habrá adultos que no logren enganchar con el hecho de que esos adolescentes les interese tanto la política.

Pero nuevamente, si les gusta el estilo de Ryan Murphy y desean reírse un rato (porque la serie es hilarante) no van a lamentar verla, Murphy sabe crear personajes entrañables con buenos actores saben lo que hacen y logran lucirlos bien, estos personajes puede que sí, que a veces se toman demasiado en serio a sí mismos, pero, eso es lo más interesante de ellos, y la razón de que el estilo de este creador, sigue en pie.

 

The Politician está disponible en Netflix.

 

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