[rating: 3.5/5]
Es hoy la franquicia más rentable en la historia de los Estudios Universal. De corredores callejeros ilegales a bandidos internacionales, la pandilla de personajes reunida por primera vez en pleno para la cuarta entrega, es ya una familia de conocidos que, más por azares lamentables de la vida real que razones narrativas, cierra con esta séptima parte un capitulo de su historia. “Rápidos y Furiosos 7”… La revisamos, cortesía de Andes Films, y… aquí vamos.
Lo hemos dicho varias veces, pero vaya… Como ha cambiado “Rápido y Furioso”. Dejó el nicho de las tuercas para establecerse en las últimas entregas como una saga de acción de tomo y lomo, un referente del género como los teníamos en los 80s’, con los héroes de siempre repitiéndose en los posters y pateando traseros. La brillantez estuvo en confiar en los personajes, esforzarse por traerlos de vuelta y tratarlos como viejos conocidos. ¿El resto? Olvidarse de cualquier pretensión… Saberse simple, fantasiosa, entretenida y totalmente exagerada. Una idea que se abrazó en pleno en la (¿me atrevo a decirlo?) genial “Rápido y Furioso 5ntrol”, con el Agente Hobbs (La Roca, ni más ni menos), atravesando concreto puro en una pelea a puño limpio con Vin Diesel. Esta vez, la serie da un nuevo salto al inverosímil sin ninguna vergüenza… Y tal vez llega demasiado lejos. La cinta comienza donde dejamos la entrega anterior, con Deckard Shaw (el misterioso personaje de Jason Statham), jurando venganza por la muerte de su hermano. Ahora sabemos que es el responsable de la muerte de Han en “Rápido y Furioso 3: Tokyo Drift” y que va esta vez por el resto de la pandilla. (Si, tiene sus complejidades la trama, aunque no lo crean… Puesto corto, la tercera película es en realidad la última, y las cuarta, quinta y sexta entrega suceden antes. O algo así). En resumen, por fin llegamos a la historia posterior a “Tokyo Drift”, y eso significa que todo puede suceder. La clave del éxito de la serie está en sus personajes entrañables y como las sencillas pero efectivas tramas giran en torno a ellos: del crimen, al perdón legal, a la búsqueda de Letty (Michelle Rodriguez), a la venganza. Todo unido, simple pero eficaz, con Jason Statham como una excelente adición a la mezcla, y ejecutor de los momentos más vigorizantes de esta séptima parte. El problema es que eso no es todo… En el camino, nos encontramos con una sub-trama que coloca a la pandilla al servicio de Kurt Rusell, interpretando a un agente secreto en busca de un misterioso software de hackeo y rastreo. El agente le promete a Toretto usar el software para encontrar a Shaw si logran rescatarlo de las manos de un grupo terrorista (?). Toretto acepta (a pesar de que se encuentran con Shaw a cada rato durante la cinta, haciendo el asunto del software algo innecesario) y de pronto nos encontramos en una película totalmente distinta, con hackers, drones robóticos, viajes a través del mundo y fiestas estilo James Bond. Sabemos que la saga busca siempre romper esquemas y buscar nuevos horizontes, pero a gusto de quien les escribe, se les cayó un poco la sal al plato. Quizás era la presencia de Hobbs, aquel totalmente insólito y genial personaje de La Roca, el que me permitía entrar en esta dinámica de autos voladores y acción inverosímil… Pero cuando no está en pantalla, simplemente se sienten esos mismos personajes de la barriada de L.A. perdidos en otra película. De todas formas, nada es suficiente para quitarle la sana diversión a “Rápido y Furioso 7”, una cinta que te pide recordar viejos personajes y olvidar las leyes de la Física a cada segundo, todo en pos de esos remates y one-liners maravillosos, explosiones y uno que otro auto por ahí… en un cierre que trata con elegancia, respeto y esperada emoción la inesperada partida de uno de sus protagonistas. Quizás sea la más baja de las últimas aventuras de Toretto y su pandilla, pero sigue teniendo gasolina para más y más.
“Rápido y Furioso 7”, en salas de todo el país en 2D y 3D. ¿La vieron? ¿Qué les pareció? Déjennos su opinión.
Comenta con Nosotros