El tan esperado reboot de la saga cinematográfica basada en los legendarios videojuegos de “Resident Evil” se estrena en Chile hoy, jueves 2 de diciembre. Despegándose completamente de la acción en cámara lenta tan característica de sus antecesoras, “Welcome to Raccoon City” se ofrece como una bocanada de aire fresco, probando imitar las sensaciones del “survival horror” y apuntando hacia un público más juvenil.
La película está dirigida por Johannes Roberts y cuenta con un elenco compuesto por caras nuevas y no tan nuevas. En él, destacan Kaya Scodelario y Robbie Amell como Claire y Chris Redfield, además de Hannah John-Kamen como Jill Valentine, Tom Hopper como Albert Wesker y Avan Jogia como el incombustible Leon S. Kennedy. A pesar de que este casting es algo disímil respecto a cuánto se parecen físicamente los actores a sus contrapartes, las actuaciones en particular dejan la sensación de que no esta no fue una decisión azarosa. El reparto cumple; los problemas tienen que ver más con el guión que con ellos y ellas.
Sin embargo, hay varios puntos que destacar sobre este reboot. Lo primero es que, efectivamente y en esencia, esta es una película de terror: trabaja silencios tensos, jumpscares y música ad-hoc. Esto es un factor que aleja a esta entrega de las anteriores y, afortunadamente, la acerca más al material original. En ese sentido, el gran valor agregado de la cinta es el esfuerzo notable que existió por recrear y ser fieles a las sensaciones del videojuego, en especial los dos primeros, más allá de seguir el canon al pie de la letra.
Siguiendo esa línea, resulta interesante cómo lograron que los zombies lentos y torpes (llamémoslos “pre-Guerra Mundial Z”) volvieran a sentirse inquietantes y peligrosos. Esto se logra no sólo desde el apartado visual sino también desde la propuesta del relato. Separar a los protagonistas y hacerlos enfrentarse a los muertos vivientes solos o en pareja, además de simular la experiencia de los juegos, ayuda a consolidar la sensación de inseguridad en un escenario ficticio como este.
También se agradecen otros elementos en cuanto a la fotografía. El “look” de la infame Raccoon City está bien logrado, se ve y se percibe como el pueblo fantasma que todos y todas conocemos. En este mismo apartado es importante destacar que hayan decidido jugársela por un “final boss”, que no hace falta mencionar porque es un infaltable, y que sin duda alguna se ve asqueroso y terrorífico.
Pese a los puntos positivos, esta cinta no carece de problemas reales, aunque estos no arruinan necesariamente la experiencia general. Hay diálogos de ciertos personajes que se sienten vacíos y con poco sentido, sobre todo con León (además de parecerse poco y nada) y Claire. Existen también decisiones que para algunos fans acérrimos podrían parecer desacertadas, como el haberse decantado por no seguir el canon y haber hecho una versión “loosely based”.
Además de lo anterior, pese a que hay en este filme escenas visualmente muy llamativas, a ratos se hacen presentes efectos especiales que no están a la altura de las circunstancias. No se percibe ni el intento por parecer reales, pese al contexto. Sin embargo, elementos negativos como este se ven contrarrestados con lo mencionado anteriormente, la lealtad hacia la sensación de los juegos, además de mucho guiño entretenido, un muy necesitado uso del humor y además, fanservice del bueno.
En general, “Resident Evil: Welcome to Raccoon City” no es una mala película, en absoluto. Representa una buena oportunidad de comenzar una saga diferente a la anterior, que no intente ser una The Matrix con zombies, sino que consiga recrear de manera fidedigna los videojuegos que nos han encantado y aterrorizado a todos desde hace más de 20 años.
Pese a recurrir a clichés y mostrarse algo débil a ratos, esta (esperamos) primera entrega de muchas se perfila como un buen reboot. Aunque nadie niega que Milla fue y es icónica, es momento de aceptar que – ¡y menos mal! – hay vida después de Jovovich.
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