Liam Neeson está de vuelta… Otra vez. La franquicia de “Busqueda Implacable” alias Taken, (porque con tres entregas, ya podríamos hablar de franquicia ¿no?) se prepara para su capitulo final, que pone al tremendo Bryan Mills en una última carrera frenética por su vida y la de su familia. La revisamos, y aquí te traemos algunas impresiones libres de spoilers y de verdad absoluta.
La verdad, quería que me gustara “Taken 3”. De verdad que si. Cuando Liam Neeson irrumpió en 2008 como Bryan Mills, la encarnación máxima del viejo patea-traseros, su calvario por rescatar a su hija se sintió como una brisa fresca en un género desgastado. “Busqueda Implacable” tenía acción, tenía violencia, tenía un filo y un ingenio, y la marca del excéntrico Luc Besson por todos lados. Era, en resumen, algo especial, algo que destacaba entre la oferta de explosiones, combos y patadas de la cartelera. Unos años más tarde, “Taken 2” llegó, y la idea de tener a Mills corriendo por ahí para salvar a su familia nuevamente ya sonaba algo ridícula. De todas formas, el simple concepto de la escalada, con los malosos tomando venganza por la pateadura de la primera parte, no sonaba tan ilógica, y nos dejamos llevar por ese amor que despertó la primera “Taken”. Ahora es el turno de una tercera entrega, y es normal pensar que tal vez no sea la mejor idea volver a estirar ese chicle… Y lamentablemente, no lo es.
Esta vez, nos encontramos a Bryan recuperado de los terribles sucesos que lo involucraron con la mafia albanesa. Kim (Maggie Grace) ya va la universidad, y su ex-esposa Lenore (Famke Janssen) poco a poco reconstruye los puentes que alguna vez los unieron. Tristemente, las cosas no pueden durar tranquilas para el quemado ex-agente de la CIA (porque después de que una red de prostitución secuestra a tu hija en Francia, y luego a tu hija y a tu ex-esposa en Turquía… ¿Qué puede salir mal, verdad?) y Lenore es asesinada sorpresivamente, dejando a Mills como único sospechoso. En el fondo, la propuesta de “Taken 3” es un giro a la formula “Taken”, y se agradece: en vez de tener a Liam Neeson encabezando una cacería humana por tercera vez, es la cacería humana (a cargo de Forest Whitaker como un archi-cliché rudo policía de buen corazón) la que se cierne sobre Liam Neeson. ¿El problema? Te has pasado 2 películas convirtiendo a Bryan Mills en un cabrón imparable, así que ya te haces una idea de como le va a ir a los que lo persiguen. Lo demás… Secuencias de acción correctas pero ya ampliamente vistas, persecuciones de auto genéricas (algunas cargadas al CGI, lo que debería ser un Pecado Capital en una cinta de acción), y una trama simple que convierte a “Taken 3” en todo lo que su antecesora no era: una película de acción del montón.
A la larga, “Taken 3” existe solamente para satisfacer la curiosidad de los seguidores de Mills… y quizás incluso ellos se sientan algo traicionados, con el radical cambio que sufrió el personaje de Stuart (padrastro de Kim), interpretado en la original por Xander Berkeley (“24”) como un empresario con secretos pero esencialmente noble… Y convertido aquí por Dougray Scott en un personaje derechamente ladino. Pasados esos detalles, “Taken 3” puede lograr entretener (con algo de esfuerzo), y no es una película particularmente terrible, sólo terriblemente innecesaria. Y una que está lejos, muy lejos del original y memorable brío de la primera entrega.
“Busqueda Implacable 3”, en todos los cines del país. ¿Ya la viste? ¿Eres un fan? Cuéntanos TU opinión.
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