«Aquellos ligados por el destino
siempre estarán destinados a encontrarse.»
Me acuerdo hace tiempo cuando ver una serie de televisión era algo que sí se hacía con el debido cariño y entrega podría ser algo casi como el cine -que eran los eventos especiales-. Uno nunca esperaba que la televisión fuera mejorando tanto con el tiempo, pero, sin embargo estamos a unos días de terminar el año 2019 y solo puedo decir:
Me siento muy privilegiada por estar en una década en que las series finalmente están llegando al Olimpo. Esto es algo que los streamings nos están demostrando, Amazon con The Boys o Good Omens, Disney + con The Mandalorian, HBO con Game of Thrones (más allá del final) y Netflix con algunas series (porque hay algunas que no voy a olvidar, como 13 reasons why) pero ahora vamos a la propuesta más reciente: The Witcher.
Debo confesar: como viuda de Game of Thrones, cada vez que veía un meme comparando la serie que acababa con la que se estrenaba me producía un sentimiento raro, pero, si hay algo que me ha dado la experiencia es que, para criticar hay que verlo y eso hice y creo que después de verla puedo dar mis impresiones, y descuiden será sin spoilers.
The Witcher es una serie bastante interesante desde el vamos, porque,para comenzar, es de esas obras que no pasa desapercibida: fue creada por Andrzej Sapkowski a finales de los noventa con un ciclo completo de cuentos y novelas, que en los últimos 15 años hemos conocido principalmente gracias a las transposiciones de videojuegos del CD Projekt RED, con esas credenciales uno pensaba, «debería llegar al cine, o a la televisión» y finalmente, ese día llegó, dando una temporada bastante satisfactoria.
Y digo esto porque la carga que posee esta serie no es menor: busca introducir a un nuevo universo de personajes y dinámicas, y, en paralelo que uno pueda acercarse a los libros y que sea fiel a estos, alejándose un poco del fantasma del videojuego para formar su propia identidad.
¿Lo logra?
Yo diría que sí.
Es bien interesante cómo logran educar tanto al público antiguo como nuevo a las reglas de este universo, que puede que sea un mundo simple, peculiar y lleno de detalles y reúne diferentes criaturas: reyes y reinas, príncipes y princesas, brujas y hechiceros, duendes, enanos, monstruos. Y brujos.
El protagonista es Geralt di Rivia (Henry Cavill), un mutante de origen desconocido que mata criaturas por dinero, ustedes saben, la economía. Un mercenario que realmente no se compromete con nada y que vive en un limbo de sentimientos entre la desconfianza y la discriminación. Uno pensaría que en The Witcher al ser un mundo tan heterogéneo uno acepta lo diferente, pero no es el caso. De hecho, se le teme a lo diferente.
Los tres protagonistas viven en un mundo de parias que se entrecruza con monstruos, los dragones, la magia y las guerras y en medio de esto, ellos luchan por encontrar su lugar en el mundo y encontrar a su familia. Y por supuesto, eso no es tan sencillo: porque, además, esto se topa con la política, traiciones y monstruosidades.
En ese aspecto vemos en los primeros episodios a Geralt que es enviado a diferentes misiones enfrentando a todo tipo de monstruos pero a su vez lidia con el odio y discriminación que hay hacia él mismo debido a su desconocida naturaleza. Posteriormente vemos que su camino se cruza con una princesa fugitiva, Ciri, y con el de una hechicera, la misteriosa y fascinante Yennefer. Tres personas que no estaban destinadas a encontrarse, pero lo hacen y que luchan a su modo contra un mundo que no los comprende y que tampoco comprenden porque se encontraron, pero, logran de a poco hallar un terreno común.
Con todo esto, quiero hacer hincapié en el potencial que posee esta serie, porque, logra sentar buenas bases para que uno genuinamente quiera ver mucho más, a pesar de que los primeros episodios la producción se vea más dispar, pero créanme, eso mejora con el pasar de la serie, y logran capturar muy bien este mundo de luces y sombras. Por otro lado las escenas de pelea son bastante vistosas e impresionantes.
Finalmente me encantaría destacar al elenco, sobre todo a las protagonistas de Ciri y Yennefer, interpretadas por Anya Chalotra y Freya Allan, quienes a través de sus actuaciones nos muestran bien las ambigüedades e imperfecciones de un personaje bien escrito y convincente en sus extravagantes desarrollos, proporcionando también interesantes alimentos para la reflexión sobre el papel de la mujer en un mundo masculino y patriarcal.
¿Qué pasa entonces con Henry Cavill? Es soberbio en su papel. Se nota porqué fue elegido él y no otro, se nota que se entregó al juego por completo y disfruta cada minuto en este papel, cambia su voz y crea distintas inflexiones además de negarse a usar un doble de cuerpo para las escenas más complicadas.
Así que sí queridos freakys, si quieren mi recomendación, véanla, de verdad es una serie que van a disfrutar porque tiene un mundo prometedor y ya tiene una segunda temporada más que confirmada.
Toda la primera temporada de The Witcher está disponible en Netflix.
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