Sinopsis: Tras pasar toda su vida acumulando vivencias, anécdotas, reflexiones y lecturas sobre el tema, Franz-Olivier Giesbert alza su voz para exigir humanidad para los animales, de quienes nos brinda un sorprendente retrato, un recorrido histórico de nuestra relación con ellos y una inolvidable iniciación en su inteligencia, al tiempo que un informe estremecedor sobre el modo en que son sacrificados industrialmente.
Reseña: Cuando supe de la existencia de este título, inmediatamente me llamó la atención porque soy una seguidora de la lucha animal y creo que libros como estos aportan un «granito de arena» para que toda la causa siga fortaleciéndose y llegando a muchas otras personas.
Giesbert es una persona de impacto en Francia, su país de residencia actual, de hecho se nota que al momento de escribir este libro no vio horizontes más lejanos que para el que escribe día a día porque todos sus ejemplos y referencias son de dicho país, aunque no digamos que la situación de estos pequeños amiguitos es muy distinta en el mundo. Esta internacionalidad nos ayuda a ver qué tan injusto es el mundo de los animales, aquí, allá o en cualquier parte.
Se nota que este señor no es cualquier amateur que escribe para la causa, Giesbert es un literato innato y te das cuenta en cada página, sus palabras y su forma de expresarse te llevan a recordar a la alta literatura, todo escrito desde la más profunda rabia.
El libro es un conjunto de investigaciones propias del autor junto a toda una vida de vivencias personales, donde tuvo la oportunidad de interactuar con muchas especies animales distintas, al venir de una familia campestre donde tenían una granja a la que él podía acceder diariamente. Los animales siempre fueron sus amigos, nunca pudo tener el pensamiento de sus padres y verlos como algo inferior, para él, ellos eran su primera fuente para hablar, eran los más confiables y quienes nunca lo defraudarían.
Lamentablemente, no todo fue «color de rosa» con sus amigos animales, las malas situaciones aparecieron a muy temprana edad, con la matanza de su mejor amigo Predican, un cabrito. Desde ese momento se interesó más a fondo con el tema y lo ha ido profundizando hasta el día de hoy.
Vamos desde experiencias propias con injusticias animales hasta analizar las malas políticas de estado que existen para ellos(si es que existen), específicamente se analiza mucho el tema de los mataderos que a muchos nos causa un gran repudio. El autor no nos plantea el fin de estos, sino que propone ajustar leyes para que se piense en la muerte animal. Si no hay opción de vivir, por último morir sin sufrimiento. Las descripciones de los mataderos son hechas desde el ojo propio y son muy crudas, como se podría esperar.
Aquí podemos ver una mirada muy interesante que puede llegar a guiar a muchos en el apoyo animal, en el camino para que toda la sociedad logre verlos como hermanos, y no sólo a los perros o a los gatos, sino que también a loros, vacas o peces, animales que jamás han sido tomado en cuenta porque no logramos tener una relación estrecha con ellos.
Esta es una invitación a abrir nuestras mentes y ampliar los horizontes de lo que ya conocemos, a ponernos incómodos por lograr mayor conocimiento y, sobre todo a mirar a todos los animales como si fueran uno más de los nuestros. Es un pequeño paso hacia el cambio que nos puede a llevar a ser una mejor sociedad, donde no matamos ni nos comemos a nuestros hermanos.
Le puse 4 estrellas en Goodreads.
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