Desde que comenzó Ongoing, nos enfrentamos a una situación que no habíamos visto en las sagas anteriores: el liderato autobot estaba en cuestionamiento, incluso por parte del propio Optimus. En ese entonces nos encontramos con un Optimus que dejaba el liderazgo, un Rod que intentaba crear un grupo para luego huir y un Bee que era elegido por sus compañeros para dirigir lo que quedaba del grupo; pero hay que asumir que Bee sabía que no tenía el peso del primero ni el arrastre del segundo, y conforme pasó el tiempo, quedó relegado por las acciones de ellos y las operaciones tácticas de Prowl y Ultramagnus.
Pues bien, este es el punto en donde el líder amarillo esta solo en una operación porque nadie le ha tomado atención acerca de sus sospechas sobre las acciones de los cons tras la forzada partida de Megatron en el análisis anterior; así que mientras eso sucedía y sin más ayuda, Bee salió en misión para localizar a los enemigos y descubrir qué estaban tramando.
Pero los tiempos de este explorador no son los mejores; ha sufrido heridas y tiene una persistente lesión en una pierna, que lo obliga a usar un bastón, pero su espíritu sigue siendo el mismo. Eventualmente da con el paradero de todos los cons, quienes estuvieron preparados para salir del planeta ya que contaban con el propio Megatron como llave, porque él tiene un puente espacial en su cuerpo y puede hacerlo en el momento que quiera.
Solo, sin grandes opciones y sin tiempo, Bee se lanza a detener el portal físico que los cons han preparado como punto de salida, y aunque no logra evitar que el dispositivo se active, sí lo arruina para evitar que regresen y detiene a los stunticons sin ayuda. Una vez que contacta al resto, descubre que en realidad nunca ha sido posible ser un líder como los otros, y aunque aún no sabe qué pasos seguir, sí ha descubierto que su interés por la raza y los suyos sigue siendo el mismo.
Death of Optimus prime
Después del épico final de Ongoing la semana pasada, nos encontramos con Optimus en algún lugar de Cybertron que le parece conocido pero no lo suficiente como para tener total seguridad. Es Cybertron, en efecto, pero no el mismo que conoció.
Después de deambular un tiempo se encuentra con el Gran lacon, excepto que no es como lo recordaba y esta repleto de habitantes que le son por completo desconocidos; poco después encuentra lo que sería el puente de mando y en él a los sobrevivientes de los sucesos anteriores, que lo ponen al tanto de lo que ha pasado: estuvo fuera por tres semanas, durante las cuales empezaron a llegar grupos de cibertronianos que abandonaron el planeta antes de la gran guerra.
¿Por qué?
Porque el pulso de «vida» que envió Vector Sigma cuando Optimus puso en su interior la matrix funcionó como una especie de llamado interestelar, que fue interpretado por los lejanos como una señal del fin de la guerra.
Ahora que están regresando, reclaman como suyo el planeta tras la guerra, encabezados en parte por el infame Metalhawk, quien no tiene empacho en culpar a ambas facciones y decir que es momentos de que Optimus y compañía dejen todo.
El conflicto solo aumenta con lo relativo a los cons: han sido encerrados en los alrededores de Kimia y se pusieron chips inhibidores en ellos, y se ha estado tratando de ordenar a los visitantes, lo que crea más tensión, ya que se trata de una acción que es una bomba de tiempo y luce como una represalia a ojos de pacifistas.
En efecto, todo explota con una manifestación en contra de Optimus y los bots, que remueve a los masas, supera en número a los dirigidos por Bee y Rod y está a punto de causar una masacre; Prowl ordena liberar a los cons a cambio de que ellos ayuden a “calmar» los ánimos, lo que desde luego solo aumenta la llama.
Finalmente es Optimus quien termina con todo, dando un encendido discurso en donde da valor a los recién llegados, admitiendo que ellos lo ven como representación de la guerra, por lo que les pide paz a cambio de abandonar el planeta.
Esta decisión no viene sola; en la privacidad de los improvisados cuarteles anuncia que la matriz se ha «roto” en dos partes, lo que por un lado lo deja sin el símbolo que lo elevó a su rango de líder, y por otro deja a la raza sin un elemento simbólico como ese, por lo que dice ya no poder liderar. Posteriores investigaciones de Perceptor indican que el centro de dicho dispositivo es un mapa, que da a Rod la idea de abandonar el planeta en busca de los Caballeros de Cybertron que cita la matrix y con ello alcanzar la ciberutopía, concepto apócrifo que se supone tiene su origen en un grupo de originarios que salieron en misión por la distancia del universo millones de años atrás.
Bee, por su parte, plantea que es necesario buscar un punto de diálogo y que el planeta que lucharon por salvar no puede ser abandonado. Por supuesto que esto presenta una situación imposible de resolver, ya que se trata de dos conceptos irreconciliables, y además, errados.
Pero Optimus ya no tiene espacio para esto; ya no es un líder, ni el portador de un objeto místico que guía a las masas, menos se siente en calidad de inspirar a los demás. Cuando se volvió todo eso fue por fuerza de las circunstancias, y ahora puede librar de ese peso y volver a ser Orion pax.
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Nos leemos en pocos días en el siguiente capítulo: Dos caminos
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