El mundo de los transformers ya no es lo que era; la edad de oro parece tan lejana ahora que casi es un sueño, ya que el presente es un panorama desolador.
Pero, cuando están enfrentados a la peor situación posible y no hay forma de salir de la oscuridad, hay una luz que sostiene la esperanza para todos.
En esta ocasión nos quedamos en Cybertron, pero en un recuerdo dentro de una retrospectiva: después de que los decepticon arrasaran con los bots (es decir, cronológicamente antes del análisis de la semana pasada), los ánimos estaban muy mal en el enclave que utilizaron en el planeta. La desconfianza por la traición y la nula posibilidad de hacer algo al respecto estaba desmoronando al grupo, generando discusiones y enfrentamientos internos. Es por esto que Tracks, usualmente secundario en otras historias, toma lugar principal para intervenir y contar algo que sucedió tiempo atrás.
Cuenta que en su primera misión, su equipo fue aniquilado por el enemigo, quedando solo él como sobreviviente, casi ciego y a punto de quedar fuera de operación.
Cuando todo parece perdido, un bot aparece en solitario a ayudarlo; después de ponerse momentáneamente a salvo, descubren que quienes los persiguen son los predacons, una de las unidades de élite de Megatron. Están acorralados, rodeados por un grupo que sin duda los supera en número y capacidades, pero el misterioso bot no pierde su temple.
Ante la desesperación de un novato Tracks, su valiente acompañante le dice que debe confiar en lo que juntos pueden lograr; al comenzar esa estrategia, el misterioso usa su celda de energon secundaria y al propio relator de esta historia como carnadas para poder atacar e inmovilizar a tres de los enemigos y escapar de nuevo.
Pero Tracks no consigue sentirse seguro, y está derrumbándose por completo, pero en el peor momento, no son las acciones sino las palabras las que lo ayudan a repuntar: su acompañante le dice que usar el símbolo autobot no es solo una acción, es también un cambio de paradigma, en donde prima el esfuerzo, la colaboración y la lucha en nombre de la protección y la paz, por sobre todo. Imbuido de nueva fuerza, el azul se sobrepone y ayuda a derribar al cuarto oponente, dejando al líder predacon en una épica batalla, que pierde en contra de su salvador.
Lo que importa aquí no son los nombres ni las medallas; este bot se desvanece en el aire porque no necesita que lo recuerden, sino que transmitan su mensaje.
Que aún queda esperanza.
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Nos leemos en pocos días en el siguiente capítulo: All hail Megatron. Parte 2
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